Por Peter Bloom
Este artículo fue originalmente escrito y publicado en inglés. Un profundo agradecimiento al Colectivo Disonancia en Chile por la traducción de esta pieza al español.
Como escribí en un artículo anterior sobre las redes 5G, gran parte de la energía del sector de la telefonía móvil para conectar lo inconectado se está disipando. No es que no existan esfuerzos, como por ejemplo la asociación Telefónica/Facebook en Perú o Internet para todos, pero simplemente van en declive. Este alejamiento de intentar conectar a la gente es importante ya que la industria de la telefonía móvil ha sido vista durante las últimas décadas como la “bala mágica” en términos de crecimiento de conectividad, pero con el enfoque en el 5G es poco probable que el número de aquellos conectados mediante tecnología móvil crezca.
En este pequeño texto pondré especial énfasis en por qué el 5G es poco apropiado para disminuir la brecha digital y cómo podría, quizás, incluso incrementarla. La razón es simple: la industria de la telefonía móvil se ha involucrado en una Captura regulatoria sustancial en todo el mundo. En otras palabras, han logrado moldear cómo las telecomunicaciones son reguladas bajo formas que beneficien su propio negocio y su conjunto de tecnologías. Esto ha ocurrido porque, francamente, ellos sí cumplieron; la revolución móvil fue algo real, millones y millones de personas pudieron conectarse a servicios de voz y datos más asequibles. En respuesta, los reguladores generalmente hacen lo que la industria móvil les dice porque lo móvil “funciona”. Pero esa revolución ha terminado; como lo indican los propios números de la GSMA sobre el crecimiento cada vez más lento de suscriptores. La captura regulatoria es importante porque la fuerza del lobby de la tecnología móvil, y las regulaciones moldeadas por él, no facilitan el acceso a nuevos usuarios en el mercado (por ejemplo, las redes comunitarias) y potencialmente perjudican el acceso a otras tecnologías y proveedores existentes (Por ejemplo, los satélites).
De este análisis, probablemente podemos concluir que es tiempo de encontrar formas adicionales o distintas de resolver el problema de la brecha digital que no estén solo basadas en telefonía móvil a gran escala si realmente queremos lograr conectar a la mitad faltante de la población mundial. La industria de la telefonía móvil está en las puertas de una nueva revolución, solo que es una que tiene poco o nada que ver con incrementar el acceso o la asequibilidad. De hecho, ni siquiera está claro cuándo el 5G empezará a funcionar en alguna escala. Según la propia estimación de la GSMA: “La adopción global del 5G será solo de alrededor de un 16% en 2025”.
Un problema fundamental es que el 5G no está centrado en los humanos. La comunicación entre los seres humanos es solo una pequeña parte del paquete, como también lo es el acceso a la información y el diálogo entre pares. Como enfatizaba mi texto previo, hay un enfoque importante en facilitar las comunicaciones de máquina a máquina (“Internet de las Cosas o IoT”) y en convertir al 5G en una plataforma de distribución mediática para televisión HD, gaming, realidad virtual y otros. Cuando la gente ya no es el foco intrínseco del sistema de comunicación, entonces algo fundamental ha cambiado en la naturaleza y el propósito de la red. Las redes 5G están siendo construidas para hacer algo distinto y si estamos preocupados en cómo de 3 a 4 billones de personas en el planeta podrán ejercer sus derechos fundamentales a la comunicación y la información, entonces debemos buscar en otro lado.
El 5G no solo es problemático desde un punto de vista teleológico, sino que también es improbable que cierre la brecha digital. Podría incluso empeorarla.
La tecnología 5G es increíblemente cara de desplegar, incluso en condiciones urbanas óptimas. Las estaciones base son caras y se necesita muchas de ellas, y además requieren una costosa infraestructura de soporte para operar, como cableado de fibra óptica de alta capacidad. Esto tiene sentido si quieres crear una red muy densa que pueda movilizar muchos datos a mucha gente en un área pequeña. Esto no tiene sentido para áreas rurales, donde generalmente tienes que cubrir pocas personas en un área grande. Como sabemos de nuestra situación actual, a las redes móviles se les dificulta operar de forma sustentable en ambientes rurales donde las densidades de población y el ingreso disponible de la gente son menores. Es por esto que los operadores tienden a evitar construir cualquier cosa en este tipo de lugares. Si los grandes operadores deciden no construir en nuevos lugares, el hecho de que sus licencias de espectro sean nacionales, significa que otros no podrán construir redes. Adicionalmente, el 5G en la mayoría de los casos, requiere que los operadores acceden a nuevas bandas espectrales, lo que no es barato. Los operadores de tecnología móvil están invirtiendo grandes sumas de dinero para acceder a espectro de ondas milimétricas para 5G, cuyo uso no es factible en áreas rurales, ya que estas frecuencias muy altas no son adecuadas para cubrir grandes áreas.
Dado que tanto dinero está yendo a obtener acceso al espectro y hacia estas redes de próxima generación, es posible que la pequeña inversión que se está haciendo en áreas rurales, incluso decaiga. Y olvidemos la caída de precios en servicios que ya existen. Los operadores necesitan dinero para desplegar el 5G y lo exprimirán de los usuarios actuales de la forma que sea. En lugares como Sudáfrica, la asequibilidad de los servicios existentes es un problema de alta magnitud, incluso cuando hay cobertura en la mayoría de los lugares.
Otra forma en la que el 5G podría hacer peor la brecha digital es la lucha actual por el espectro entre operadores de tecnología móvil y los operadores de satélites. Estas disputas son sobre la Banda C (4GHz a 8GHz), 28GHz y en las Bandas V de mayor frecuencia (40GHz a 75GHz).
Aunque los operadores de satélites han tenido dificultad por ofrecer sus servicios en precios asequibles, su tecnología es crucial para la conectividad rural y lo ha sido por muchos años. Sumado a eso, la industria satelital está en la antesala de un gran cambio. Los Satélites de Alto Rendimiento (HTS) y las propuestas constelaciones de baja órbita deberían llevar a una capacidad notoriamente mayor y a precios menores para los usuarios. Si esas tecnologías no pueden acceder al espectro que necesitan, entonces tendrán problemas para crecer y llegar a la gente. En un futuro artículo con mi colega y coautor Steve Song, daremos una mirada a algunas de estas nuevas tecnologías.
Hay una última forma en que el 5G podría echar a perder los avances y tiene que ver con alejar la atención de los legisladores y reguladores sobre el asunto de asegurar una conectividad asequible para todos los usuarios. Las administraciones del mundo están formando comisiones pretenciosas y enviando su gente a todo el mundo para que vean cómo sus países pueden sumarse a la cuarta revolución industrial. Eso está muy bien, pero sería fantástico si la misma pasión y experticia se utilizara para lidiar con problemas de la actualidad y no solo con aquellos del futuro. Esta discusión es en parte debido a la captura regulatoria como mencioné arriba. También es sobre el hecho de que en muchos países con poca penetración de conectividad, los ministros de comunicaciones y las agencias reguladoras de telecomunicaciones presentan un déficit de personal, y hay una cantidad muy limitada de personas independientes y académicos disponibles para poner energía en solucionar el problema. Este giro en la atención también podría significar que agencias gubernamentales, financiando la investigación y el desarrollo así como apoyando la reducción a la brecha digital, se desvía por un problema que está muy lejos de solucionarse.
En resumen, los legisladores y reguladores de las telecomunicaciones juegan un rol importante en balancear los requerimientos de las nuevas redes 5G con su propia meta de asegurar la conectividad asequible para todos. Si están comprometidos con hacer disponible un espectro de 5G para operadores de telefonía móvil, también deben encontrar mecanismos creativos para garantizar el éxito del espectro e impulsar otros modelos de conectividad relevantes para reducir la brecha digital, ya sean redes comunitarias o incluso compañías satelitales. Adicionalmente, las instituciones financieras y Fondos de Servicio Universal, especialmente aquellos orientados a la reducción de la pobreza y la sostenibilidad, deberían entender cómo sus inversiones en 5G podrían dejar espacio y dinero para pagar por otras tecnologías más apropiadas y de diversos modelos de negocio, incluyendo las redes comunitarias.